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| • | De los 29 conflictos armados nacionales de 2003, solo dos eran entre estados (India contra Pakistán y la guerra contra Irak iniciada por los Estados Unidos). Los otros 27 eran guerras civiles (gobierno contra rebeldes). | | • | La abrumadora mayoría de los 3,3 millones de muertes durante la guerra civil del Congo (1998-2002) no fue resultado directo de la violencia, sino de la desnutrición y las enfermedades exacerbadas por la guerra. | |
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Todos los señores de la guerra de la Alianza del Norte me tienen un odio profundo porque los expuse en un lugar donde nadie se animaba a decir una palabra contra ellos, en un lugar donde estaban presentes todos sus líderes más altos.
Me amenazaron, abusaron de mí y trataron de silenciar mi voz llamándome “prostituta”, “infiel” y “comunista” y hasta trataron de obligarme a pedir disculpas, pero prefiero morir a retractarme.
A través de mi voz, las sufrientes mujeres de una nación oprimida cantaron una canción de libertad largamente olvidada, una melodía patriótica guiada por las penas y los padecimientos sufridos por las mujeres de todo Afganistán. La verdad una vez callada desencadenó una profunda indignación en los fríos corazones de los fundamentalistas, acostumbrados a mujeres que silenciosas bajo la degradante realidad de su burka entonan baladas desesperanzadas.
Nunca más murmuraré en las sombras de la intimidación. Soy solo un símbolo de la lucha de mi gente y una servidora de su causa. Y si tuviera que morir por lo que creo, dejen que mi sangre sea la almenara de la emancipación y que mis palabras sean un paradigma revolucionario para las generaciones venideras.
En Afganistán, hay dos tipos de terroristas y de luchas contra ellos. Los del primer tipo son aquellos que están en contra de Estados Unidos y en Afganistán hay tropas que los combaten –los talibán y la gente de Gulbuddin. El segundo tipo son los terroristas de la Alianza del Norte, que son amigos del gobierno de los Estados Unidos pero aterrorizan a nuestra gente inocente.
De hecho, al llevar a los señores de la guerra de vuelta al poder, los Estados Unidos reemplazaron un régimen fundamentalista reaccionario con otro. Aunque se visten de saco y corbata y aprendieron a hablar sobre democracia y derechos de las mujeres, su mentalidad no cambió. No son ideológicamente distintos a los talibán y Al-Qaieda. Vivieron por las armas y murieron por ellas; para ellos, el terrorismo ha sido un negocio y una forma de vida durante más de 20 años. Por lo tanto, revivir a los viejos criminales e imponer a semejantes asesinos en nuestro país es una noticia que deja atónitos a todos los defensores de los derechos humanos y los derechos de las mujeres del mundo.
Otro golpe para la comunidad mundial es que Afganistán bajo la ocupación estadounidense se convirtió una vez más en el mayor productor de opio del mundo. Los poderosos señores de la guerra están sacando provecho del comercio sucio bajo las narices de las tropas estadounidenses.
Pero déjenme decirles que las recientes elecciones y la activa participación de mi gente, especialmente de las mujeres, frente a los riesgos, me dio más energía, fuerza y determinación para trabajar por un futuro positivo.
A través de mi voz, las sufrientes mujeres de una nación oprimida cantaron una canción de libertad largamente olvidada.
A pesar de las muchas amenazas de los talibán y los señores de la guerra, votar a su presidente por primera vez en la historia de Afganistán fue una gran oportunidad para nuestra gente. ¡Este proceso fue tan emocionante y memorable que muchos lloraron! No podían creer que tenían el derecho de votar por su presidente ideal.
La mayoría de los candidatos eran criminales, excepto unos pocos democráticos y conservadores comprometidos. Pero nuestra gente amante de la libertad otra vez mostró que nunca podrían aceptar o votar por semejantes criminales, así que obtuvieron pocos votos.
Las mujeres de mi provincia, una de las más atrasadas y dominadas por los hombres, estaban muy ansiosas y felices de votar a su presidente por primera vez en sus vidas. Cerca del 42% de las mujeres votó. ¡Fue un verdadero signo de esperanza para mí cuando me di cuenta de que incluso participaron activamente las mujeres sin educación de las más remotas aldeas de Farah!
En este momento histórico, mucha de nuestra gente tiene la esperanza de un Afganistán mejor. Pero también son pesimistas y piensan que diferentes señores de la guerra otra vez obtendrán posiciones claves en el gobierno.
La situación en Afganistán y las condiciones para las mujeres no tendrán un cambio positivo hasta que los señores de la guerra sean desarmados y ambos tipos de terroristas, los pro y los anti EEUU, desaparezcan de la escena política. Y es responsabilidad de los afganos cumplir este objetivo.
Creo que ninguna nación puede liberar a otra nación. La liberación será lograda por la gente de un país. Nuestra historia es un gran ejemplo de movimientos de liberación y democracia, así como también de fuertes mujeres líderes.
El apoyo de la gente de otros países es, sin embargo, un factor importante en nuestra lucha para que nuestros movimientos den frutos. Espero que la gente del mundo y los estadounidenses nos ayuden a emprender el camino hacia una sociedad democrática sin señores de la guerra ni crueldad contra las mujeres. Ayúdennos y apóyennos en el proceso de desarmar los diferentes grupos fundamentalistas como Rabani, Khalili, Doastum, Fahim, Qanoni, Sayyaf y Mohaqiq.
Continuaré hablando porque ya no albergo miedo en mi alma. Vi demasiado dolor. Quizás me maten, pero habrá otros con voces más fuertes que la mía.
Sé que la vida es hermosa. Pero una vida sin libertad, democracia y paz no tiene sentido para mí. Tengo muchos sueños y esperanzas pequeños pero, como afgana y como mujer consciente y de mente abierta, mi único sueño es ver libre a mi país.
Escuché muchas cosas hermosas sobre mi país por parte de gente de todo el mundo que lo había visitado antes de la guerra. Yo nací en guerra y no he visto ni oído nada sobre mi gente y mi país salvo guerra, asesinatos, violencia, rapto y violación de jóvenes mujeres, terrorismo y fundamentalismo.
Creo que llegará el día en que habrá paz, seguridad y democracia, y toda la gente, las chicas, los niños cantarán la canción de libertad y tendrán una gran sonrisa en sus labios.
***
Hace solo un año que las palabras de Malalai Joya, de 25 años, ardieron en las primeras planas de los periódicos de todo el mundo. Había dio a Kabul como representante electa de la provincia de Farah para ayudar a crear la nueva constitución de Afganistán en la Loya Jirga (Gran Asamblea). Cuando se embarcó en este viaje, Joya sabía que los ojos del mundo estarán mirando esta histórica asamblea.
Cuando llegó el momento de su discurso de tres minutos, deslizó su pañuelo negro sobre su cabello, se acercó al micrófono y, con emotiva electricidad, dio el discurso que cambiaría su vida.
Después de que habló, hubo un momento de atónito silencio. Y después un alboroto. Los hombres mujahideen, algunos de los cuales literalmente tenían armas a sus pies, se abalanzaron sobre ella, gritando. Fue puesta bajo la protección de las fuerzas de seguridad de las Naciones Unidas.
En una nación en que muy pocos se atreven a decir “señores de la guerra” en voz alta, Joya habló ferozmente contra una propuesta para designar a altos miembros del clero y a líderes fundamentalistas para guiar a los grupos de planificación. Objetó que varios de esos líderes religiosos eran criminales de guerra que debían ser juzgados por sus acciones, y no héroes nacionales para tener influencia sobre el nuevo gobierno.
A pesar de las órdenes del Presidente de la Asamblea, Joya se negó a pedir disculpas.
Hoy, como resultado de sus acciones legendarias, Malalai Joya se convirtió en un héroe popular en Afganistán. Habla en reuniones donde miles de personas alzan su foto. Inicia debates en programas de radio, trabaja con el presidente Hamid Karzai y ha arrastrado a un número sin precedentes de mujeres en su provincia a participar en reuniones públicas como, por ejemplo, el Día Internacional de la Mujer.
La reputación de Joya está traspasando cada vez más los límites de su provincia natal, donde ya era respetada como una líder valiente que habló bajo el régimen talibán y que trabajó para establecer orfanatos y clínicas desde 1998.
Aunque recibe numerosas amenazas de muerte y su casa fue bombardeada, elige quedarse en Afganistán. Sigue incansablemente su causa contra los anteriores gobernantes de su nación, y está obteniendo resultados. Este verano, ella y una delegación de 50 mayores de tribus persuadieron al presidente Karzai para que echara a un gobernador provincial que había sido comandante talibán.
PARA MÁS INFORMACIÓN
Visite el sitio web de Malalai Joya para contribuir con su trabajo y oír su discurso www.geocities.com/malalaijoya/ | | | MARCAR ESTE ARTÍCULO PARA REVISO | |
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