Invité a algunas jóvenes a hablar sobre cómo las hacen sentir los sostenes. Les pedí que eligieran un sostén para traer a la sesión de fotos. ¿Cómo refleja su sostén quiénes son? ¿De verdad refleja en algo su personalidad? Cuando les pedí que posaran con sus sostenes, me preguntaron incrédulamente "¿Por qué? ¿Por qué quieres que te muestre mi sostén? Es privado y muy personal". Imagínense, nunca les pedí que posaran en sus sostenes, sino con ellos. La expresión en sus caras me dijo más de lo que las palabras podrían decir: las miradas desaprobadoras y las sacudidas de cabeza me dejaron estupefacta. Mientras tanto, la persona que se mostraba más entusiasta sobre mi proyecto era el director de la universidad, un hombre.
¿Por qué elegí el sostén para hablar de nuestra identidad? Porque es parte de lo que somos. Inicialmente, estaba diseñado para esconder nuestros atributos; ahora, está diseñado para exhibirlos. Lo usamos cuando nos queremos sentir cómodas, seguras y juguetonas, o simplemente no lo usamos.
Entonces, ¿por qué deberíamos esconderlo? ¿Por qué deberíamos sentir vergüenza al hablar de él? Hablamos sobre el síndrome premenstrual o sobre sexo todos los días; entonces, ¿por qué debería ser distinto hablar del sostén? ¿Por qué está al borde de ser tabú? ¿Por qué algunas pueden usar la más diminuta bikini y sentirse cubiertas, pero se sienten desnudas si están en sostén o ropa interior?
Creo que un sostén expone parte de nuestra identidad. Si eres práctica, tu sostén es funcional y práctico; si eres "aniñada", tu sostén tiene lazos y volados. Pero, a veces, también puede mostrar tu lado oculto. Es una de las prendas que reflejan quiénes somos realmente o lo que realmente sentimos en un día cualquiera.
Enfrentada a mis muchas preguntas sobre su sostén, una mujer razonó que "en última instancia, es simplemente un pedazo de tela y tú le das el significado que quieres". Me leyó la mente; yo quería que estas jóvenes se dieran cuenta de que lo que usas no define quién eres. Nosotras le damos su significado al usarlo y nosotras somos las que creamos su contexto. Somos las que decidimos que sea algo para ocultar o algo para mostrar. Somos las que se sonrojan cuando hablamos de ellos.
No solo obtuve respuestas, sino también imágenes de orgullosas jóvenes posando con sus sostenes. Algunas lucen excepcionalmente orgullosas de su feminidad mientras otras simplemente se están acostumbrando a esta nueva etapa de sus vidas. En última instancia, son la expresión de una nueva generación de mujeres con aspiraciones y sueños, mujeres que no temen a los nuevos desafíos y que se esfuerzan por marcar la diferencia.
Lamentablemente, durante este proyecto, también encontré muchas mujeres en esta sociedad mexicana actual que están demasiado pendientes de la apariencia y sus cuerpos. Algunas se negaron a posar porque estaban demasiado avergonzadas de sus "grandes sostenes" y, lo más sorprendente, porque les preocupaba lo que otras mujeres pudieran decir. Una incluso se refirió a su sostén como una carpa, lo cual me preocupó. Conozco a estas mujeres y suelo hablar con ellas, incluso soy profesora de algunas, así que sé lo hermosas que son y lamento que no puedan verlo por sí mismas.
Solo espero que este trabajo afecte de manera positiva a las voluntarias que participaron en este proyecto, así como también a las mujeres que lo vean. Espero que, en lugar de ver a un puñado de mujeres usando el sostén sobre la ropa, la gente vea a jóvenes que no tienen miedo de mostrarse y ser quienes son.