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Positivamente romántico
Monique Tondoi Wanjala
KeniaGALERÍACONVERSACIÓN
Pero tres años después descubrí que mi marido me engañaba. Decidí ponerle fin y solicité el divorcio. En ese momento vivíamos en...
Un año después de mi separación, volví a encontrar el amor. Luego de un tiempo, la relación se volvió seria y empezamos a discutir la posibilidad de tener hijos. Fue en 1994 , cuando decidimos hacernos el análisis del HIV. Para mi completo asombro y horror, mi examen dio positivo y el de mi novio, negativo. No lo esperaba porque yo había sido fiel durante mi matrimonio. Estaba sana y no había mostrado signos de estar infectada. .
Como es lógico, perdí toda mi esperanza en la vida. Pensé que me iba a morir y entonces dejé de vivir. Dejé de hacer planes para mi futuro y ya no me interesaba mi trabajo. Hasta rechacé una beca que había ganado para estudiar en el exterior porque no le veía sentido. Mi única y constante preocupación era mi hijo de dos años. No sabía qué iba a pasar con él si yo moría.
Afortunadamente, mi novio me dio su apoyo. No solo no me abandonó, sino que me dio el apoyo emocional que tan desesperadamente necesitaba. De esa experiencia, aprendí que la primera persona a la que le revelas que eres HIV positivo es muy importante. Esa persona puede sostenerte o destruirte, por lo tanto es crucial que tenga una perspectiva positiva de la vida. Al ser abogado, mi novio me asesoraba constantemente sobre mis derechos y me exhortaba a continuar con mi vida.
Durante los cuatro años siguientes, me hacía los análisis y me reservaba los resultados. No quería contárselo a nadie por el estigma asociado al virus. En 1998, mi hermana mayor, Terry, murió por complicaciones relacionadas con el sida y toda mi familia le dio su apoyo durante toda su enfermedad. Sin embargo, continué guardando mi secreto.
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